Tras más de una semana recibiendo palos injustificados por todos los sitios, como arandinos y socios de la Arandina, nos sentimos en la obligación de reflexionar sobre el lamentable tratamiento que la práctica totalidad de los medios de comunicación y buena parte de los partidos políticos, han dado a un caso judicial tremendamente complejo y sensible por estar implicada una menor. Lo fácil sería esconderse, esperar a que pase el temporal y guardar silencio, pero queremos a nuestra ciudad y queremos a nuestro club. Por ello, no vamos a consentir que nada, ni nadie, tire por el suelo la reputación de las “marcas” que con tanto esfuerzo habían creado tanto la Arandina CF como Aranda de Duero. Menos aún que lo hagan en base a informaciones falsas, conjeturas o rumores.
La muerte del periodismo
La otrora noble profesión de periodista, ha muerto o por lo menos está en peligro de extinción. Una profesión que por su relevancia, mereció que la Constitución recogiera el derecho “A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión” y que nuestro derecho, desarrolló recogiendo como objeto de la Libertad de Información “los hechos concretos, de relevancia en interés general, respecto de los que se exige veracidad”
Es prácticamente imposible encontrar a día de hoy uno de esos profesionales que se encargaban de recopilar información basada en hechos, la contrastaba para garantizar su veracidad y después, teniendo en cuenta el criterio de interés general, redactaba una noticia y la difundía tratando de informar sobre las cuestiones clave del asunto con el mayor rigor y objetividad. Incluso en los casos en los que se desarrollan grandes proyectos de investigación periodística, la información está tergiversada, sesgada o esconde intereses, más o menos ocultos.
El periodismo se dio su primer gran tiro en el pie en el momento en el que su deber de informar con rigor y objetividad pasó a un segundo plano plegando ante intereses económicos o políticos. La necesidad de financiarse por medios ajenos al consumidor de la información, hizo que los medios de comunicación cayeran en las redes de quienes con sus aportaciones, sostienen las grandes estructuras de los grupos de comunicación y multimedia. La degeneración de la profesión tuvo su máxima expresión en el hecho de que profesionales de prestigio fueron apartados por resultar incómodos. La sociedad asumió como algo normal la línea editorial de un medio de comunicación. Una expresión que en sí misma, confronta con la obligación legal de “actuar de buena fe, de modo que comuniquen informaciones exactas y dignas de crédito, respetando la deontología periodística”. Ahí, comenzó el fin de una profesión, porque para escribir lo que dice quien marca la línea editorial, mezclar información y opinión o difundir información inexacta o directamente, falsa, no hace falta un profesional. Hace falta un secuaz y además, son más baratos.
El segundo tiro en el pie se lo dio con su estrategia errónea tras el nacimiento de la web 2.0. El fenómenos de los blogs, las redes sociales y otras plataformas para compartir contenidos, facilitó de forma definitiva que muchos de los que hasta entonces eran meros consumidores de una información de cada vez, peor calidad, empezaran a generar contenidos. Cualquiera sin ningún tipo de preparación pasó a tener un altavoz con acceso a millones de personas para lanzar informaciones, verter opiniones o compartir creaciones con mayor o menor calidad (nosotros somos un claro ejemplo de ello).
En este contexto, de mezcla de información y opinión, circulación de bulos e intrusismo profesional, la apuesta por la calidad de la información, la veracidad, el rigor o la objetividad, hubieran sido claves para desarrollar una estrategia empresarial de diferenciación. En lugar de ello, los medios de comunicación entraron en un juego que tenían perdido desde que se repartieron las cartas y ahí, los periodistas siguieron a los responsables de sus medios como los miembros de una estampida siguen al animal de delante ajenos a que se dirige a un precipicio.
La consecuencia de ello ha sido la precarización de la profesión. Cualquiera que haya gestionado equipos sabe, que si quieres un buen trabajo y lo quieres rápido (aspectos deseables de un artículo periodístico), no te va a resultar barato. Del mismo modo, debe saber que “si paga cacahuetes, tendrá monos”. Y esto es lo que ha sucedido. Los medios de comunicación sufren una merma de ingresos tremenda por sus canales tradicionales y en los que obtienen a través del mundo online, compiten con millones de creadores, obteniendo márgenes mucho menores. Es habitual que las webs de los diarios, televisiones y radios nacionales parezcan un árbol de Navidad por la multitud de banners que presentan. A pesar de ello, los ingresos menguan cada año y con ello, las posibilidades de acceder a profesionales de verdad.
Por si esto fuera poco, la enorme competencia por captar la atención del internauta en el mundo online, ha llevado a los medios al todo vale en una lucha encarnizada por cada click. Se busca el titular impactante, trasgresor, aportar algo nuevo y hacerlo ya, aunque ello implique la renuncia a contrastar. Se juegan con el factor emocional del receptor de la información y se espera que reaccione con las tripas. En una reciente entrevista, uno de los autodenominados gurús de la comunicación, reconocía que el gran objetivo del periodista de hoy en día era ”dar chutes de dopamina” a un usuario que “no lee sino escanea” y “cuya atención hay que captar en los primeros 8 segundos”.
Este camino, que nos ha llevado a la muerte del periodismo, es el mismo que ha provocado el tratamiento irresponsable de un caso muy grave en el que una menor ha sido, presuntamente, objeto de una agresión sexual.
Los estudiantes y recién licenciados, se revuelven en sus asientos y con razón. Sus compañeros de profesión han cometido tantos errores en los últimos años que la credibilidad de su profesión está en entredicho. Malos tiempos para el periodista de verdad.
Los pecados de los medios en el mal llamado “Caso Arandina”
Una de las actividades de esta cuenta, consiste en monitorizar diariamente, mediante herramientas como Google Alerts, las informaciones que en internet se publican sobre nuestro club. Esto, que habitualmente permite a nuestros seguidores acceder a distintas fuentes a través de nuestros retweets, sin tener que estar buscando en diferentes medios, ha sido un auténtico suplicio esta semana. Informaciones falsas y dañinas que han herido nuestro orgullo pero sobre todo, que nos han permitido ver la peor cara del periodismo. Por supuesto, no lo hemos difundido.
Todo lo recogido en el apartado anterior, ha tenido su claro reflejo en el tratamiento que tanto medios nacionales, como locales, han dado con carácter general, a un caso en el que por estar implicada una menor, hubiera sido deseable que todos esperaran a disponer de información contrastada antes de informar o mejor dicho, “desinformar”. No sabemos quiénes tienen más delito, si la horda foránea que vive de “cubrir” el territorio nacional buscando casos escabrosos en los que poder “enmerdar” o los pobres periodistas locales que han visto en la desgracia ajena la posibilidad de vivir su minuto de gloria sin darse cuenta de que en unas semanas, comerán de aquellos a quienes ahora apalean sin piedad dejándose llevar por la masa.
Los primeros son una vergüenza para el periodismo de verdad y cada cual valorará si cumplen con la obligación legal de “actuar de buena fe, de modo que comuniquen informaciones exactas y dignas de crédito, respetando la deontología periodística”. Nosotros lo tenemos claro. Instigados por sus superiores, exprimen a los protagonistas de las mayores desgracias de este país, los utilizan, mienten, manipulan y cuando el asunto deja de aportar audiencia, los dejan tirados como quien tira un Kleenex, sin tener en cuenta el daño que dejan detrás. Recorren las calles buscando alguien sin cerebro que diga lo que va bien para el storytelling que tienen diseñado de antemano y realizan entrevistas de 90 minutos a los protagonistas involuntarios tratando de buscar un corte de 3 segundos o un titular con el que poder manipular. Representantes máximos de la cultura del corta y pega, hacen “refritos” a partir de lo que otros medios publican, citándolos en el mejor de los casos, pero sin saber si lo que dicen es verdad o mentira y por supuesto, ocultando las fuentes cada vez que dan una información falsa, porque la fuente simplemente no existía.
Los segundos (periodistas de medios locales) , o mejor dicho, algunos de los segundos, fueron los primeros en publicar la información. Lo hicieron de forma de forma malintencionada implicando al club y situándolo en el blanco de todas las miradas. Tal vez buscaban venganza por el deterioro de las relaciones que todos hemos vivido en las últimas dos temporadas. Es evidente que la información se hubiera podido dar igualmente sin que acabara siendo conocida por todos como “El caso Arandina” pero o quisieron saldar cuentas pendientes, o conocían muy poco su profesión. A medida que se han dado cuenta del daño reputacional que han hecho a Aranda y a la Arandina, poniéndolos en el disparadero en base a informaciones que, posteriormente han resultado ser falsas, han hecho auténticos esfuerzos por reconducir el asunto, pero los mismos resultan insuficientes cuando la maquinaria de los grandes medios está en marcha y cada cual ha conformado su opinión. Desde que se da la primera información, cada individuo de este país aplica un filtro con el que valora los sucesos posteriores. De ahí su importancia y para buena parte de España y parte del extranjero, los futbolistas son culpables desde antes de haber declarado, Aranda es una ciudad que apoya a violadores y su club de fútbol un equipo de violadores, les cuentes lo que les cuentes.
Su irresponsabilidad estuvo en publicar de inicio y sin conocimiento real del transcurso de las investigaciones (por haber secreto de sumario) los nombres y apellidos, edad, su condición de futbolistas de la Arandina, el rol de cada uno de ellos en la plantilla, fotografías, etc. Fueron datos que dieron mucha fuerza a un relato que quienes llegaron después, se encargaron de adornar con informaciones falsas, conjeturas o rumores a los que elevaron a la categoría de información. Estos periodistas también tienen nombre y apellidos, e incluso fotografías para que todos sus conciudadanos, puedan agradecerles las consecuencias de su tono sensacionalista. Si fue un ajuste de cuentas con el club, nos saldrá muy caro a todos.
Las grandes mentiras de los primeros días
El mismo día de la detención, a las pocas horas de producirse, el club sacó un primer comunicado en el que informaba que tres de sus futbolistas habían sido detenidos. A pesar de las gestiones realizadas, no disponía de mayor información por el secreto de sumario así que se por lo que se limitó a confirmar lo único que les habían transmitido, es decir, que la detención no tenía nada que ver con el club o con el deporte.
Pocas horas más tarde, se lanzaban las primeras informaciones sobre el motivo de la detención: presuntos abusos abusos sexuales. El club se apresuró a sacar un segundo comunicado en el que informaba que si esto se confirmaba, expulsaría a los jugadores de forma inmediata y condenaba cualquier acto de violencia de género. Lo hizo en base a la que, prácticamente, es la única información cierta que los medios dieron hasta que se levantó el secreto de sumario y esperó al levantamiento del mismo para tomar la decisión de emitir un tercer comunicado tras la imputación de los futbolistas. En el tiempo trascurrido entre el segundo y tercer comunicados, la prensa dio las siguientes informaciones que posteriormente han demostrado ser falsas. Tres grandes mentiras que atentan contra la obligación de “actuar de buena fe, de modo que comuniquen informaciones exactas y dignas de crédito, respetando la deontología periodística” y que han propiciado que parte de la opinión pública, empiece a cuestionarse lo realmente sucedido:
- Existencia de uno o varios vídeos – No los hay
- Reconocimiento por parte de los imputados de las relaciones sexuales argumentando que las mismas habían sido consentidas – No las han reconocido
- Existencia de un informe forense que recogía daños físicos de la menor – No se aprecian daños en la exploración física, se efectuó transcurridos demasiados días para ser concluyente y no hay resonancia emocional.
A estos grandes errores, se unieron multitud de detalles también falsos o manipulados, tendentes a magnificar el impacto mediático (existencia de un cuarto jugador que habría estado con otra mujer previamente y que habría abandonado el piso, mutilación de los comunicados del club para que sólo apareciera una parte de los mismos, publicación extemporánea de algunas informaciones para volver a puntos previos contradichos tras levantarse el secreto de sumario, olvidarse de la palabra “presuntos”, seguir llamando jugadores a los ya exjugadores, etc. que no vamos a analizar punto por punto, dado su carácter menor frente a la gravedad de tres, que dependiendo de cómo evolucione el caso, podrían ser objeto de acciones judiciales. Lo veremos más adelante.
Los daños colaterales del tratamiento mediático: La presunta víctima
Resulta lamentable que una presunta víctima de abusos sexuales pierda su derecho al anonimato. En una ciudad que conserva la cercanía de un pueblo, dar detalles como que era una menor, que estudia en un colegio cercano, que vivía a pocos metros de los presuntos agresores o que acudía a recibir tratamiento psicológico a Madrid, es lo mismo que identificar a la víctima con nombre y apellidos. Todos estos detalles los ha dado la prensa y no los vecinos o los aficionados del club a los que ahora parte de la prensa acusa de “apoyar a violadores” y de la indefensión de la joven. Para más inri, en el día de hoy, hemos podido ver a la madre en todas las cadenas de televisión nacionales. ¿Qué buscaban? Clicks, morbo, audiencia. Todo menos la protección de la presunta agredida. ¿Ético?
Además, el hecho de que una información tan relevante para el caso como la indicada en el punto anterior, se haya revelado falsa en el momento de levantarse el secreto de sumario, ha hecho que el relato de la menor pierda credibilidad para una parte de la opinión pública (y no nos referimos a la local como quieren hacer ver algunos medios). Esta pérdida de confianza que debería afectar a quien difundió informaciones falsas, no debe restar un ápice de credibilidad a la presunta víctima, que no ha incurrido en contradicciones en su declaración ante la jueza y que en ningún momento hizo referencia a esas informaciones falsas que únicamente salieron en los medios.
Los daños colaterales del tratamiento mediático: La ciudad
La marca Aranda ha perdido enteros. Se nos escapan las lágrimas escribiendo esto pero es una realidad. La pérdida de fuerza mediática del caso tras levantarse el secreto de sumario, hizo que aquellos a quienes se les exige rellenar espacios, empezaran a buscar hilos de los que tirar para mantener su espectáculo y han encontrado las escusa perfecta para hacerlo una convocatoria anónima en defensa de la presunción de inocencia de los acusados y en el oportunismo (o visto por nosotros, poco oportunismo) de Izquierda Unida de Aranda y las Juventudes Socialistas de Burgos.
Respecto a la convocatoria, de anónima tenía poco. No hay más que analizar las imágenes de la misma para verificar que se trataba, en gran parte, de familiares y amigos de los ya ex-jugadores, llegados desde sus lugares de residencia. Desde su dolor y su rabia, podemos entender que que eligieran Aranda ya que cualquiera que tenga dos dedos de frente y domine algo la escenografía, sabe que si quieres hacer ruido, tienes que ir donde están los focos. Pocas o ninguna, cara conocida para los arandinos, en gran parte porque era imposible estar de acuerdo con toda la retaila de puntos reivindicados. Quien no comparta aspectos regulados en nuestro derecho como la presunción de inocencia, se equivoca a todas luces porque la misma no es interpretable. Es una garantía procesal clave en nuestro sistema democrático. Del resto de puntos, cada uno tendrá su opinión porque si lo son. Ahora bien, de ahí al “Inocentes, Inocentes” que se escuchó va un mundo, el mundo que se le viene encima a la señora jueza.
Así que, a pesar de que nos aventuraríamos a decir que la única presencia arandina que hubo en esa concentración fue la de los medios de comunicación, la prensa se ha esmerado en identificar la sociedad de nuestra villa como retrógrada, deminonónica y acosadora de la presunta víctima. Una visión totalmente alejada de la realidad que se ha llevado por delante décadas de hospitalidad, solidaridad, respeto y cercanía al visitante, así como muchos de los esfuerzos realizados en la promoción de nuestras fiestas, Sonorama, patrimonio, productos de nuestra tierra…
Fácil se lo han puesto Izquierda Unida de Aranda y las Juventudes Socialistas de Burgos en una lección de irresponsabilidad política que deberá pasarles factura en las próximas elecciones. El nivel político de nuestra ciudad es paupérrimo. Mayor o menor voluntad pero, salvo contadas excepciones, poca capacidad de influencia y gestión. Por ello, el desarrollo de nuestra localidad quedó en vía muerta hace tres décadas (los arandinos lo entenderán). Debido a esa incompetencia, y esa falta de oportunidades, muchos jóvenes hemos tenido que desplazarnos. Se nos podrá achacar no habernos quedado a luchar por lo nuestro y criticar desde la distancia, pero a pesar de todo, el amor por nuestra ciudad y por nuestro equipo de fútbol, nos hacen volver cada 2 fines de semana y ser los mejores embajadores en los 12 días restantes.
Las declaraciones del edil de Izquierda Unida, exigiendo al club la expulsión de los jugadores cuando nadie sabía de forma oficial los hechos que se les imputaban y sin tan siquiera declarar, refleja un desconocimiento de los principios más básicos de nuestro derecho por parte un representante de los ciudadanos que legisla dentro del ámbito local. Sus críticas a las declaraciones del cuerpo técnico por leer únicamente los titulares de una prensa manipuladora, le ponen aún más en evidencia. Esperemos que lea con más celo la documentación municipal y que los técnicos de la administración sigan haciendo bien su trabajo porque en manos como estas, estaríamos perdidos.
Sus declaraciones perseguían únicamente visibilidad. La misma visibilidad que buscó comentando la convocatoria anónima de concentración en las redes sociales, en lugar de ponerlo en conocimiento de la autoridad competente para que fuera impedida por no haber sido convocada siguiendo los trámites de comunicación a la autoridad gubernativa pertinentes. Pero claro, era mejor "lucirse" que mirar por el bien de la ciudad.
Aunque para búsqueda de focos a toda costa, la de las Juventudes Socialistas de Burgos con la visita a Aranda de su secretaria provincial coincidiendo, casualmente, con el día en que mayor expectación mediática había por la declaración de la madre. En una intervención infame, ha pedido a la Arandina que abra expediente a los jugadores que participaron en la concentración del Sábado (si lo habían hecho) y les ha deseado un castigo por "hacer apología de la violencia de género". Ya de paso, ha aprovechado la ocasión para presentar la web www.enciendelaigualdad.com Utilizar una situación de este tipo para venir a Aranda a presentar una web, buscando un altavoz de ámbito nacional, es realmente rastrero por loable que sea (y es) el fin de esa web. De cobardía mayúscula es, además, su unión al linchamiento de la Arandina con el fin de garantizar su presencia mediática, máxime cuando ni ella ni nosotros, sabemos si alguno estuvo allí. No estuvimos y no aparecen en las imágenes difundidas por algunos medios pero "por si las moscas" lo suelta y se queda tan ancha. Además apunta a algo tan grave como hacer "apología de la violencia de género". ¿Sabe usted lo que es la apología? ¿Cuando uno defiende la existencia del derecho de presunción de inocencia está haciendo apología del delito por que se acusa al titular del mismo? Los políticos están para unir y dar soluciones y no para confrontar y acrecentar los problemas. Lo hace, como agravante, el mismo día en el que el club había anunciado una serie de actos para condenar la violencia machista. Otra irresponsabilidad en busca de fotos. Otro motivo para no votarlos.
Teniendo en cuenta la juventud de ambos, el desconocimiento del derecho que reflejan sus declaraciones y su búsqueda de cámaras a toda costa, la degeneración política es ya irreversible.
Los daños colaterales del tratamiento mediático: El club
Entre tanto, la Arandina CF, un club humilde en el que decenas de personas colaboran de forma altruista para que 21 equipos de fútbol, aficionado, base y femenino, puedan hacer lo que más les gusta, ha sido vilipendiado, zarandeado y vejado públicamente por medios de comunicación, partidos políticos, opinión pública y familiares de los ex-futbolistas del club.
Una entidad que en sus 30 años de historia ha sido un ejemplo y ha paseado el nombre de Aranda con orgullo y dignidad, ha visto caer su reputación por los suelos merced a los ataques salvajes de una prensa ávida de carnaza a pesar de su buena gestión de la situación.
Los primeros ataques llegaron por parte de la prensa local con las referencias expresas a la Arandina y la publicación de fotografías de los acusados con la indumentaria del club, pero tan pronto como los medios nacionales entraron en juego, llegaron las lecturas sesgadas de los comunicados, e incluso el apoyo de noticias con fotografías de toda la plantilla en las que aparecían más de 30 niños en edad benjamín. Durante los registros, se publicó con segundas intenciones, que el piso lo pagaba el club y se acuñaron titulares como "La manada Arandina" o "El caso Arandina".
Levantado el secreto de sumario, se saturó de entrevistas a presidente, jugadores y entrenador, tergiversando sus declaraciones, usando como titulares fragmentos de las mismas y obviando respuestas muy relevantes. Para rematar la faena, el pasado Domingo, en día de partido, tras más de 50 entrevistas y una rueda de prensa, los medios volvían a la carga con el silencio que jugadores, directivos e incluso equipo rival, guardaron cuando lo que correspondía era hablar de fútbol.
Por suerte, quedaron por escrito los comunicados que el club emitió con acierto, midiendo la forma en que actuar en cada momento:
- Aclarando que las detenciones no tenían nada que ver con el fútbol cuando no se sabía nada.
- Avisando de que se expulsaría a los jugadores si estos eran acusados de los rumores que circulaban en aquel momento y condenando cualquier tipo de abuso cuando salieron las primeras informaciones al respecto.
- Expulsando a los jugadores en el momento en que fueron imputados a pesar de que ello le pueda acarrear consecuencias legales (poco se ha hablado de esto pero le saldrá caro si no se han cuidado los detalles a la hora de plantear las resoluciones contractuales), poniéndose a disposición de la familia de la presunta víctima y condenando de nuevo cualquier tipo de abuso.
- Y por último, convocando una serie de actos en contra de cualquier tipo de agresión para el partido del próximo Sábado.
Después los periodistas, se preguntarán por qué algunas personalidades se limitan a leer declaraciones institucionales y no aceptar preguntas.
En los últimos dos días, hemos visto como algunos medios han comenzado a apartar al club de este sinsentido, publicando otras fotografías de los presuntos agresores o artículos más amables centrados en el deporte. En todo caso, el daño ya está hecho.
Los daños colaterales del tratamiento mediático: Determinados medios locales
Ya hemos abordado esto parcialmente en un punto anterior. Por desgracia, parte de la prensa local arandina quedará marcada para siempre como marioneta de los medios nacionales, que hicieron de un grave suceso, la tormenta perfecta.
Pronto, los medios nacionales tendrán una desgracia mayor a la que sacar partido y entonces, las visitas a su web volverán a los niveles habituales. Estos periodistas volverán a dirigirse a su público de siempre y a buscar anunciantes donde siempre lo han hecho. Enfrente encontrarán a muchos desengañados que ha visto quiénes eran, su nivel de credibilidad y que estaban dispuestos a llevarse por delante el buen nombre de Aranda y su equipo de fútbol.
Además, dependiendo de cómo evolucione el caso, es probable que acaben demandados por los los tres imputados por difamación y otras cuestiones relacionadas con la protección del Derecho al Honor, Intimidad Personal e Imagen. Es más fácil ir contra un medio pequeño que contra uno grande y si éste es el origen de la noticia, se hizo eco de informaciones inexactas y publicó nombres, apellidos y fotografías sin pixelar, tiene todas las papeletas para se el banco de pruebas en el que valorar las posibilidades de éxito de demandas mayores.
El hecho de que otros medios de ámbito nacional estén pixelando cada vez más las caras de los presuntos agresores, estén comenzando a omitir sus nombres en las informaciones o utilicen únicamente sus apodos, son indicios de lo que probablemente les hayan recomendado sus respectivas Asesorías Jurídicas.
Los grandes beneficiados: Los periódicos, radios y televisiones de ámbito nacional
Triste pero cierto. Hace tiempo que el periodismo de este país vive de esto. Las noticias son una crónica de sucesos con media hora de Sálvame deportivo al final. Con un caso tan mediático como este se rellenan muchas horas de radio y televisión y se logran muchas visitas en la web. Como hemos visto, muchos daños por el camino, pero eso es lo de menos porque para ellos, esto es un negocio.
Si acaso, para expiar las culpas, un par de noticias amables antes de irse o la lectura de un comunicado en un partido del club al que tanto daño se ha hecho y hasta nunca.
¡El periodismo ha muerto!