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19 diciembre 2017

Punto de inflexión en una semana para olvidar

El análisis


Una lectura simple, del partido, o mejor dicho, de la jornada de ayer, resumiría la misma en dos cifras: +3 y -1. Cuando se acumulan tres derrotas consecutivas, se está a 7 puntos del objetivo mínimo de la temporada y se ha padecido la semana más complicada en la historia del club, lo que importa es lograr ese +3. Si además, los resultados acompañan, se puede escalar posiciones y recortar puntos respecto al cuarto clasificado, mejor aún. Ahí, la Arandina obtuvo un -1. La cosa pudo ser mejor porque La Bañeza, cuarto clasificado, se imponía sobre la campana a un Almazán que estuvo a punto de empatar en La Llanera. En todo caso, los blanquiazules hicieron su parte del trabajo en una semana en la que el club ha sido apaleado injustamente y lo hicieron dejando muchos aspectos positivos que diez minutos de apuro no deben empañar. Vayamos por partes.


En sesión matutina, con un frío terrible y tras una semana realmente compleja en la que lo deportivo pasó a un segundo plano, era muy fácil cometer errores tácticos y salir dormido o amedrentado. Sin embargo, Rojas no podía fallar en su planteamiento. Los jugadores, por su parte, debían saltar al campo con una concentración máxima, fortaleza mental ante cualquier adversidad que pudiera surgir y minimizando esos errores que tantos puntos están costando. Se hicieron las dos primeras cosas de forma bastante acertada y mostró debilidades en las segundas.


Empezando por lo positivo, la Arandina salió de inicio con un lateral derecho específico. Algo que se reclamaba desde hacía jornadas y que se mostró efectivo. Sin hacer nada del otro mundo, David Ruiz evitó que la banda derecha de la Arandina fuese el punto débil a explotar por el rival. Bien colocado, guardando la posición y sin conceder opciones a Gallo, uno de los máximos argumentos ofensivos,  que a priori, tenía el rival. Es cierto que se prodiga menos que Lobera en ataque pero no lo es menos que en esa banda, Ruba es suficiente amenaza para hacer daño a 18 de los 19 rivales del grupo. Además, tiene una precisión en la pierna derecha que le permite poner buenos balones desde tres cuartos sin necesidad de alcanzar línea de fondo o cambiar a la otra banda para desahogar. Se le vio algo justo al final cuando concedió un par de centros por no estar suficientemente encima. En todo caso, parece oportuno darle continuidad.  El otro beneficiado del cambio fue Lobera. Jugó menos minutos pero lo hizo donde debe. A pesar de que le tocó trabajar mucho en defensa por ser los momentos en que más apretó el rival, hizo lo que quiso con su par y pudo culminar una acción en la que se metió hacia dentro tras driblar a dos hombres. Muchas veces, calidad es mejor que cantidad.



Recuperar la pareja Khalifa - Fernando Rubio fue el otro gran acierto táctico. Dieron mucha velocidad al juego de ataque de la Arandina, recuperaron infinidad de balones y encontraron con facilidad a Ruba y Bruju. La ruptura de esa pareja con los cambios fue clave para la pérdida de la posesión en el tramo final. Los espacios que dejaba el rival pedían un cambio de Zazu por Roberto Simón y de Rodri por un Adeva que estaba tocado físicamente. Sin embargo, el míster decidió sacrificar a Khalifa y ahí, concedió el balón al rival. Uno de los pocos errores que cometió ayer. 



El otro, fue no interpretar la necesidad de un cambio de estilo en la segunda parte. El Burgos Promesas concedió muchos espacios, sufría a su espalda y no presionaba al jugador con balón.  Un suicidio. Mucho corazón y poco orden que debió explotarse con balones largos a la espalda de la defensa. En uno los pocos que utilizó la Arandina, expulsión del jugador que derribó a Adeva, cuando se quedaba solo. En otro, Ruba a las nubes desde dentro del área. De haberse repetido estas acciones, seguramente se hubiera matado el partido mucho antes.



Si acertado fue el planteamiento inicial, más lo fue la puesta en escena. La primera jugada, culminada con un gol tras más de minuto y medio de posesión sin que el rival la oliera, dejó bien a las claras que la Arandina iba en serio. La celebración (ver foto), lo dice todo. Un punto de inflexión en esta temporada. A partir de ahí, control total de la posesión, velocidad, sensación de peligro y recuperaciones inmediatas tras pérdida. Dos cero al descanso que pudieron ser tres o incluso, cuatro. Sólo la pérdida de ese nivel de intensidad tras el paso por vestuarios puede explicar lo sucedido al final. 



Siguiendo con lo positivo, por primera vez en lo que va de temporada vimos acciones de estrategia bien ejecutadas y trabajadas. Un balón de Khalifa al palo y un remate de Piña algo elevado fueron su resultado.



Pero también hay que analizar lo negativo y aquí desde luego, hay que poner el foco sobre dos aspectos. El primero de ellos, la debilidad mental que mostró el equipo tras el primer contratiempo severo que tuvo: el fallo del penalti. En un partido completamente controlado, un par de empellones de orgullo del rival fueron suficientes para escuchar de boca de uno de nuestros jugadores "nos van a meter uno y nos vamos a cagar". Esa predisposición del subconsciente a encajar, ese miedo por lo sufrido este año o esa debilidad mental, son las que provocaron que tras ver el partido ganado con un penalti y una expulsión, el fallo de la pena máxima se convirtiera en un golpe del que la Arandina no fue capaz de reponerse. Por fortuna, el gol visitante, en falta clamorosa a Mediavilla, dicho sea de paso, llegó muy tarde y la Arandina tiró de oficio parando el partido con el método del francotirador que tanto ha sufrido este año en todos los campos.   



El otro punto negativo volvieron a ser las pérdidas en la zaga. Tres pérdidas de balón de Pablo, muy impreciso en la salida de balón, pudieron costar muy caras. Por fortuna, el rival no tenía la pegada del de la jornada anterior.Aún así, paso al frente de una Arandina que debe refrendar la recuperación frente al Numancia B en un partido en el que deberá dejar la puerta a cero si quiere que los 3 puntos se queden en casa.






La Crónica

En una mañana en la que era difícil abstraerse de lo sucedido a lo largo de la semana, con una expectación mediática que se encargaba de recordarlo y con menos aficionados de la Arandina de lo habitual en desplazamientos a Burgos, los futbolistas blanquiazules tardaron minuto y medio en demostrar que estaban sobre el verde para jugar al fútbol y ganar. Desde que la Arandina sacó de centro hasta que hizo el gol, su rival no olió la pelota. Una jugada de equipo que llevó el balón a banda derecha desde donde Ruba levantó la cabeza, pasó atrás a Bruju y éste cedió a Adeva para que hiciera su primer gol de su segunda etapa como blanquiazul.

La Arandina estaba cómoda y explotaba su superioridad numérica en el centro del campo atacando una y otra vez los flancos de la línea de dos que el Burgos Promesas había situado por delante de la defensa. Los huecos aparecían con mover el balón en un par de ocasiones de una banda a otra y de este modo, Ruba estuvo a punto de hacer el segundo. Ganó la espalda a su par, se fue por velocidad y trató de driblar a Álex que rapidísimo, sacó el balón limpiamente en el mano a mano. 

Los locales no lograban frenar a un rival en estado de gracia y el segundo flotaba en el ambiente. Llegó en una galopada por banda de Adeva que se fue por potencia de dos rivales como Bale se fue de Bartra en aquella final de copa. Al igual que entonces, la bisoñez del defensor dio la oportunidad al Talaverano de plantarse en el área y ceder el balón a Bruju para que hiciera el 2-0.

Aunque una lesión nunca es una buena noticia, lo cierto es que con la sustitución de Moyano por el arandino Álex San Juan, el Burgos Promesas ganó algo de equilibrio. Gran trabajo el suyo al igual que el de Juan del Rincón que fue incrustado como central a partir de ese cambio pero que no dudó en salir de la cueva en varias ocasiones. A pesar de ello, el vendaval blanquiazul continuó y un par de saques de esquina ensayados en los que Luque y Ruíz pusieron dos buenos balones y una falta en la frontal, hicieron que los aficionados naranjas contuvieran la respiración. Un remate de Piña por encima del travesaño fue la última oportunidad visitante en una primera mitad en la que el único tiro del Burgos Promesas no fue entre los tres palos.

Tras el paso por vestuarios, la Arandina bajó algo el pistón. No fue exagerado pero sí suficiente para que el dominio no fuera abrumador, el rival comenzara a pisar campo blanquiazul y se arriesgaran los primeros balones en fase de construcción. A pesar de ello, la Arandina pudo dejar cerrado el partido en un buen centro con rosca de Ruíz que Adeva no conectó por poco y sobre todo, en un remate de Khalifa al palo desde la esquina del área pequeña, tras una falta botada por Bruju, en la que atacó muy bien el espacio. También Ruba pudo hacer el tercero aprovechando en carrera un pase a la espada de su defensor, pero tras adentrarse en el área, se llenó de balón y tiró altísimo. 

Esa jugada, dejó patente el daño que los ribereños podían hacer rompiendo a la espalda de la defensa naranja, circunstancia que se confirmó en el minuto 67 cuando Adeva ganó una nueva carrera por el centro iniciada casi desde línea de medios y Gabri no tuvo más remedio que derribarlo. Tarjeta roja al ser el último hombre y ocasión manifiesta de gol. En el lanzamiento de la misma, mano de un futbolista de la barrera y en consecuencia, penalti. Burju lo falló y ahí empezó el nerviosismo visitante.  La Arandina se arrugó, dio dos pasos atrás y cedió el centro del campo con la salida de Khalifa. El Burgos Promesas se lo creyó y tocó a rebato. Demasiadas revoluciones en los naranjas que vieron como su entrenador y su delegado eran expulsados por protestar sin sentido. Más debería pensar Jairo de la Riva en solventar los problemas de su equipo y colocar a los jugadores que tiene en sus posiciones y menos en alterar a sus hombres con comportamientos impropios de su experiencia. Por suerte para los naranjas, el árbitro tuvo más temple y perdonó la expulsión a Zamora que le hizo un comentario bastante inapropiado sobre el oficio de su progenitora. 

Así que indultado el Promesas, por Arandina y colegiado, se entró en los diez minutos finales. Diez minutos en los que realmente se jugó 10 contra 10 porque Adeva estaba totalmente cojo. No se entiende que en el cambio realizado 5 minutos antes el sustituido no fuera él. Con el talaverano siendo atendido fuera del terreno de juego, llegó el gol del Promesas. Balón colgado desde banda derecha que Mediavilla ganó claramente por alto antes de ser embestido por un rival en área pequeña. Falta clamorosa, de libro, que con resultado igualado se hubiera señalado incluso amonestando al jugador naranja, pero para entonces el Sr. Gonzalvez Alcalde estaba totalmente condicionado por sus decisiones previas.

Tras el gol, el Burgos Promesas siguió apretando pero la Arandina supo detener el juego con las malas artes que tanto ha sufrido este año. Supo poner el balón en órbita cuando merodeaba el área, evitando que lo que volaran fueran los puntos como pasó con el Astorga y se mostró tremendamente solidaria. Mediavilla atajó el último lanzamiento rival y los tres puntos fueron para Aranda.  



Ficha técnica


Burgos Promesas 2000 (1): Álex, Zamora, Ivo, Juan del Rincón, Moyano (Álex San Juan min.23), Cerezo, Gallo (Portal min.66), Gabri, Manchado (Viti min.75), Dava y Marti.

Arandina CF (2): Mediavilla, David Ruíz, Luque, Piña, Pablo, Fernando Rubio, Khalifa (Rodri min.79), Ruba (Lobera min.77), Bruju (Zazu min.73), Roberto Simón y Adeva.

Árbitro: Estefan Gonzálvez Alcalde (Burgos). Por el Burgos Promesas 2000 amarillas a Ivo, Dava y Cerezo y rojas a Gabri en el 67 y a Jairo de la Riva (entrenador) y Juan Gregorio Villaverde (Delegado) en el 72. Por parte de la Arandina CF amarillas a Roberto Simón y Mediavilla. 

Goles: 0-1 Adeva (min.1); 0-2 Bruju (min.18); 1-2 Ivo (min.88).

Campo Diego Rico. 200 espectadores.


Los jugadores de la Arandina celebran el gol de Adeva haciendo una gran piña
(Foto: Julio Calvo - Twitter del Club)


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