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21 noviembre 2017

Ganó el peor

El análisis


Rabia, impotencia, frustración. Estas son las sensaciones con las que uno sale del campo cuando le da un soberano repaso a un rival ultradefensivo y antideportivo y sin embargo, acaba perdiendo el partido. 

Dos tiros a puerta, dos balones colgados desde más de 50 metros, un control muy largo en un contraataque y un saque de banda en zona de tres cuartos. Este fue todo el bagaje ofensivo con el que La Bañeza se hizo acreedor de la victoria. Dos tiros, dos goles. Esto y hacer faltas para cortar el ataque rival, es lo único que debe aprender la Arandina de un equipo que no supo hacer bien nada más. Ni el noble arte del catenaccio, ni los balonazos al chopo. Simple acumulación de efectivos y esperar que la pelota no entrara. No compréis lotería de este equipo porque ayer le tocó el gordo. Cruzando la medular con el balón controlado una decena de veces, se llevó los 3 puntos de Aranda. Es cierto que situó muchos hombres por detrás del balón pero permitió a la Arandina construir desde atrás con comodidad. Incluso dejó más opciones en el último tercio del campo que otros equipos que han visitado El Montecillo, a pesar de poner el autobús. Sólo un milagro divino evitó su derrota. 

Perdió todo el tiempo del mundo ante la pasividad de un trencilla pasota. Tres interrupciones por hombre al suelo en el primer acto y 12 en el segundo, de las cuales una fue cierta (esperemos que Mateo se recupere pronto) y 14 fruto del efecto francotirador.  Por pasar, el colegiado pasó hasta de señalar y sancionar, las múltiples faltas que los jugadores blanquiazules recibieron en cada conducción, en cada pase o en cada balón recibido de espaldas. La Arandina fue literalmente cosida a patadas pero los pobres árbitros, que este año tienen la consigna de no sacar amarilla si la jugada no es prometedora, no saben por donde les da el aire y confunden esto su obligación de sancionar la reiteración o incluso las jugadas bruscas. Ayer las hubo y alguna de ellas fue merecedora incluso de la expulsión. La entrada de Brítez a Ruba por la espalda, a la pierna de apoyo, fue de cárcel y no contento con ello, el paraguayo recriminó al capitán arandino que se dolía en el suelo. Sea como fuere, estos arbitrajes permisivos perjudican y mucho, a una Arandina para la que la promesa de la jugada nace en su capacidad para madurar la posesión, tocar y combinar. Una aplicación del reglamento que favorece al infractor de forma determinante y cuya interpretación por los árbitros castellanoleoneses debería ser revisada de forma inmediata. 

Siguiendo con las cosas que el rival no hizo bien, ni siquiera supo ganar. La salida del campo de los jugadores haciendo cortes de manga a la grada fue un despropósito que el árbitro, en un acto de cobardía, no vio por meterse en los vestuarios antes de tiempo. Cosas del fútbol moderno. Por si fuera poco, la persona acreditada como fotógrafa por el conjunto bañezano profirió graves insultos a los espectadores de la grada principal. Condenable y según nos consta, condenado por el club. A pesar de todo ello, nos ganaron así que a analizar lo nuestro...

... y lo nuestro es fácil de desgranar y difícil de entender. El míster optó por repetir en casa el dibujo que tan buen resultado había dado en Becerril. Tres centrales con dos carrileros y sin un punta específico. Es lícito que quisiera dar continuidad a la idea, que pensara que la movilidad era la mejor manera de hacer daño a la defensa rival (nosotros también lo pensábamos) o que temiera el juego aéreo del rival. Pero al descanso, viendo la inoperancia ofensiva de La Bañeza, las situaciones que se estaban dando en el área y las condiciones de Adeva, debió producirse el cambio. El sistema empleado puede ser de gran valía en campos como el Mariano Haro, Los Dominicos o La Llanera pero en El Montecillo, viendo lo que hacía el rival, debía haber reaccionado antes. La modificación era evidente y en realidad este era el único cambio que podía cambiar el discurso de forma importante porque en una convocatoria incomprensible (así lo reflejamos por Twitter tan pronto como la vimos) quitando a  Adeva y al portero, teníamos tres jugadores susceptibles de jugar en la misma posición. Mientras tanto, futbolistas polivalentes que pueden actuar en todas las posiciones del ataque, comían pipas en la grada. 

Entre tanta indecisión, el rival se adelantó en una salida por banda izquierda en la que se permitió una carrera de 90 metros a un lateral entre cuyas cualidades no están ni la técnica, ni la velocidad. Sí la fe y la capacidad de poner el esférico en la cabeza de un compañero. Una fe que se puede cortar de un plumazo en su inicio, desplazando al jugador fuera del campo con una carga o viendo que la cosa se pone fea, con una tarascada. Gol en la última media hora, tal y como se había advertido en la previa, que precipitó el cambio que se debió producir mucho antes. Lectura similar en el segundo tanto, en el que además, se notaron los nervios que este equipo sufre cuando se ve por detrás en el marcador. Errores impropios de la calidad de los futbolistas que los cometieron. 

Total, que en una jornada en la que como era previsible, los rivales tropezaron, la Arandina no hizo sus deberes y vio cómo los puestos de playoff se alejan un punto y la primera y segunda plaza, se alejan 3.


La crónica


La Arandina indultó a La Bañeza en un nuevo episodio de falta de puntería y los morados aprovecharon el favor marcando dos goles en sus únicos tiros a puerta en todo el partido.

Queriendo mantener la inercia positiva de las victorias previas, los blanquiazules saltaron al terreno de juego con un fútbol combinativo, alegre y rápido. La Bañeza no sometió a la Arandina a la presión alta que si han intentado otros rivales y cuando lo hizo, los jugadores locales supieron zafarse de ella moviendo el balón rápidamente al lado contrario. Amplitud, muchos apoyos al jugador con balón, superioridad en casi todos los puntos del campo e incluso, triangulaciones en zonas muy adelantadas en las que aparentemente no había espacios. El fútbol que gusta ver, menos a los de la camiseta morada, que haciendo honor a su elástica, regalaron una colección de moratones, dejando recadito a cada futbolista local que estaba a su alcance. En el primer cuarto de hora, un tiro de Bruju, uno de Zazu y un centro algo pasado de Ruba que no encontró rematador. En el segundo, un tiro alto de Khalifa, un balón muerto en el área que nadie acertó a remachar  y un cabezazo de Fernando Rubio en un córner que se perdió a la derecha del palo. Y en el tramo final, un lanzamiento de Luque desde la frontal y un mano a mano de Bruju que la picó por encima del guardameta, que muy ágil, tocó con los dedos para enviarla a córner. Sin noticias de La Bañeza en ataque.

Tras la reanudación, los visitantes dispusieron de dos posesiones en las que sumaron más minutos con el balón en sus pies que en toda la primera mitad. Un espejismo. La Arandina volvió a hacerse con el control del partido a los cinco minutos y comenzó un asedio sin premio que solo se veía interrumpido por una plaga de lipotimias visitante. Los morados firmaban el empate. 

Una internada de Bruju por la izquierda que intentó definir con el exterior casi sin ángulo, varias llegadas a línea de fondo de Ruba con centros que no encontraron rematador y acabaron en córner, un lanzamiento suave de Zazu desde la frontal y sobre todo, un balón de este último sobre las cabezas de los defensores peinado por Ruba y desviado in extremis, no merecían lo que iba a suceder casi de inmediato. Salida de Agus por banda izquierda y casi desde su córner, por potencia. Un par de paredes, algo de suerte, poca contundencia de la zaga y un centro medido al compañero que llegaba al punto de penalti. Remate al único sitio al que no podía llegar el portero con la oposición de un central de 1,90. Un gol de fe, un gol de pardillos.

Mazazo y cambio. Adeva al campo. En la primera acción, el delantero robó un balón al autor del centro que dio origen al gol, que con un cuerpo de gladiador, cayó al suelo como un pelele tras chocar con el potente atacante arandino. Pase atrás y remate que pegó en un rival antes de irse fuera. En la segunda, remató una falta lateral en el primer palo, desviada pero imponiéndose a dos oponentes que también cayeron como bolos. Los centrales ya tenían una preocupación y así se evidenció por tercera vez en una jugada en la que aguantó el balón de espaldas y lo cedió al compañero que venía de cara que sólo tuvo que filtrar un pase medido a Bruju. Su tiro rebasó al portero pero fue sacado sobre la línea de gol por un defensor antes de dar en el palo. A renglón seguido, nuevo mazazo. Una sucesión de errores ponía el balón franco en botas del Albertín y el bañezano fusilaba al fondo de las mallas. Dos tiros dos goles. No se podía obtener más con menos. Doble cambio Lobera y Ruíz al campo. Por entonces, las lipotimias habían pasado a ser posibles amputaciones. Por suerte nuestra doctora y nuestra fisio estaban allí para impedirlas. El suyo aún está saliendo del área técnica. En los saques del portero, como era de esperar, daba tiempo a revisar el resto de resultados del grupo para ver cómo de profunda iba a ser la herida. 

Aún así la Arandina tiró de casta. Se vació. Una buena internada de Lobera dio lugar a un nuevo córner con barullo en el área. En medio del mismo, el tiro arandino que llevaba camino de gol, pegó en la mano de Miguel. Toda la grada de sol lo vio, pero el árbitro, que tenía el mismo ángulo de visión, interpretó que estaba pegada al cuerpo. Cosas del guión cuando el director es Salmantino (sea del equipo que sea). En estas, un balón pasado al segundo palo y devuelto al lado contrario, acabó con un gol de Roberto Simón que entraba con todo. Feo gesto visitante tratando de retener el esférico en una jugada en la que fue expulsado el futbolista que pasaba por allí y en la que el jugador que agredió, se fue de rositas. A partir de ahí  los locales lo intentaron con mucha fe pero no se jugó nada. Catorce minutos de tiempo corrido y no más de dos de juego real. A todo esto, cosidos a patadas y perdiendo todo el tiempo del mundo y más, sólo dos amarillas a los visitantes y las dos al mismo jugador. De juzgado de guardia.    


Ficha técnica 


Arandina (1): Mediavilla, Ruba (Lobera, min. 73), Luque, Piña, Pablo, Osky, Bruju, Roberto Simón, Khalifa, Zazu (David Ruiz, min. 73) y Fernando Ruíz (Fran Adeva, min. 65).

La Bañeza (2): Sánchez, Blanco, Agustín, Pablo González, David, Mateo Cembranos (Miguel, min. 42), Urbi (Christian min.75), Rober, Brítez (Albertín, min. 57), Adrián Rojo y Varo.

Goles: 0-1 Rober (min. 62);  0-2  Albertín (min. 73); 1-2 Roberto Simón. (min. 81)

Árbitro: Lorenzo Torres (colegio Salmantino). Amarilla a Fran Adeva por la Arandina y doble amonestación a  Pablo González, expulsado en el 82, por los visitantes.

El Montecillo 700 espectadores.


Fran Adeva disputó sus primeros minutos en El Montecillo tras su regreso
(Foto: Julio Calvo)


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