El análisis
La nueva Arandina de Javier Álvarez de
los Mozos cumplió en su primera puesta en escena como local. Los aficionados
salieron de El Montecillo con el buen sabor de boca que dejan 3 puntos tras más
de dos meses sin ver una victoria del equipo en su feudo y con la sensación de
que hay mimbres para conformar un equipo muy competitivo de cara a esta segunda
vuelta. Si a ello se le une el pinchazo de varios de sus rivales directos, en
una jornada que como anticipábamos en la previa, era propicia para recortar distancias,
no es de extrañar que incluso los más pesimistas del graderío vean hoy la tabla
clasificatoria con algo de esperanza.
El desarrollo del encuentro no fue el
más brillante, pero tal vez sí el más solvente en lo que llevamos de temporada
y sin lugar a dudas, el más práctico a efectos de clasificación.
Empezando por la brillantez, es evidente
que la Arandina de ayer no fue, ni mucho menos, la que mejor juego haya
desplegado de la temporada. Menos combinación en corto, menos jugadores
permutando posiciones, menos clarividencia entre líneas y menos subidas de los
laterales. Mucho tuvo que ver un rival que según lo esperado, hizo gala de una disciplina militar. Tremendamente bien plantado, concediendo muy poquito y
demostrando por qué ha recibido tan pocos goles en contra. También tuvo que ver
el cambio de sistema al 1-4-4-2 con Zazu por fuera, entrando mucho menos en
contacto con el balón y sin uno de los medias puntas viniendo constantemente a
posiciones más retrasadas como ocurría en el anterior 1-4-2-3-1. Menos
posibilidades para trenzar esas combinaciones tan veloces pero también menos
opciones de que el equipo estuviera totalmente descolocado tras pérdida.
Siguiendo por la solvencia, los clásicos
llevan años diciendo que el fútbol es como una manta en la que si te arropas la
cabeza, te destapas los pies. Así que no es de extrañar que cuando un
entrenador nuevo llega a un equipo a 9 puntos del objetivo, a pesar de tener la
cuarta mejor diferencia de goles del grupo y prácticamente cuadruplicar la del
que ocupa la cuarta plaza, piense que el problema ha estado en que los goles
encajados han penalizado mucho en forma de puntos. Si del análisis posterior,
extrae que bastantes de esos goles han llegado a la contra, con el equipo
totalmente descolocado tras pérdidas de balón en fase de creación o en jugadas
en las que se ha arriesgado demasiado el balón en zonas peligrosas, tenemos la
justificación perfecta para empezar el proyecto desde la solidez defensiva.
Así que, siguiendo con la metáfora, el
cambio de sistema ha bajado la manta hacia los pies. Ayer se vio una Arandina
con líneas más juntas, con menos espacios a la espalda y que perdió muchos
menos balones en fase de creación. Lo cierto es que se siguieron perdiendo
algunos en pases atrás u horizontales pero muchos menos que en ocasiones
anteriores y cuando se hacía, el rival encontraba más rivales por
delante del balón. Resultado lógico de que los laterales suban menos, los
centrales puedan centrarse en el delantero rival y de que las posiciones se
fijen más. También de la disciplina de los dos jugadores de banda en tareas
defensivas y por qué no decirlo, de dos delanteros que muerden en la presión.
Aún así, el rival volvió a tener alguna transición con demasiado espacio en la
zona central. Aspecto a corregir.
Pero no todo fue cambio de sistema.
También de conceptos. La línea defensiva fue expeditiva cada vez que el balón
rondaba el área y “había moros en la costa”. Despejes sin miramientos y nada de
arriesgar ante situaciones complejas. Como consecuencia: pocos apuros en
defensa a excepción de un error puntual en una acción a balón parado que dejó a
un rival sólo en el segundo palo por falta de contundencia en el despeje que a
buen seguro cabreó al Míster.
En el plano ofensivo las principales novedades
fueron las diagonales como recurso en todos aquellos casos que pudieran suponer
riesgo por la presión del rival. Recurso posible de explotar en este sistema
con dos delanteros en el que hay más opciones de que el balón disputado acabe
en las botas del compañero, máxime si son dos portentos físicos como Rubiato y
Adeva. Acertar con un medio centro de corte defensivo que además, tenga buen
desplazamiento en largo dará muchas alternativas al equipo. Tener dos puntas
así también te permite que en dos acciones de peligro, tengas otra posibilidad
de matar al rechace; que hagas dos goles que con un único punta, se hubieran
quedado en otros de los muchos ¡uyy! que llevábamos esta temporada.
Por último, las acciones a balón parado
se tradujeron, en todos los casos, en centros directos al área. Los córners cerrados y
faltas de media distancia buscando a un jugador de altura en el segundo palo
que devuelva el balón al centro del área.
Así que juntando las mejoras en la
contención, los pocos apuros pasados en defensa y el mayor número de
alternativas para finalizar la jugada en gol (aunque se tengan menos
ocasiones), podríamos decir que esta fue la Arandina más solvente de la
temporada. Más incluso que aquella que goleó a Tordesillas y San José, que en
algún tramo de los encuentros, jugó a la ruleta rusa.
Por último, la Arandina fue práctica a
efectos de clasificación. En una temporada en la que ha desperdiciado
oportunidades de oro para recortar distancia con los rivales, no es un tema
menor. Se aprovechó el pinchazo de La Bañeza, Numancia B y Ávila. También el
del Salmantino, que de seguir flojeando, será otro rival a meter en el saco.
A unos les gustará más la propuesta y a
otros menos, pero lo cierto es que hay momentos en los que lo que importa son
los puntos y que en los playoffs los equipos que pasan rondas no son los que
mejor juegan sino los que menos fallan. Mimbres hay para ello, ahora hay que
hacer buen cesto. Por el momento, 0 goles en contra y 4 puntos habiendo
visitado uno de los campos más complicados de la categoría.
¡Este muerto está muy vivo!
La crónica
La Arandina logró en la tarde de ayer
una victoria balsámica y aprovechó los pinchazos de Salmantino, La Bañeza,
Numancia B y Real Ávila para recortar distancias y situarse a 8 puntos del
cuarto puesto. No lo puso nada fácil un Bupolsa que en El Montecillo fue fiel
tanto a los puntos fuertes (solidaridad defensiva y orden impenetrable) como a
los débiles (incapacidad para hacer gol en muchos de los partidos) que apuntábamos
en la previa del derbi. Distintos nombres (Átomo se quedó en el banquillo y
Marcos Barbero tuvo que actuar como central por la baja de Bellido) pero el
planteamiento esperado.
Así que, como si de un guión ya escrito
se tratara, la Arandina encontró muchas dificultades para crear peligro durante
la primera mitad. Se percibía buena actitud en los jugadores locales que
trataban de combinar entre una maraña de piernas que dificultaban la progresión
a partir de tres cuartos de campo y que alternaban el juego desde atrás cuando
el rival no presionaba con algunos balones en largo en las ocasiones en las que
la salida entrañaba más dificultades. Sin embargo, los desplazamientos eran demasiado
frontales y la zaga rival encontraba muchas facilidades para abortar esas
tentativas.
Tampoco generó demasiado en ataque el
Bupolsa, que encontró en los balones largos a Aritz la escapatoria para salir
de su campo. El espigado ariete rival demostró buena capacidad para sostener el
balón de espaldas pero se encontró con una estrecha vigilancia de Piña y Pablo que más
arropados, se sintieron cómodos. A pesar de ello, la primera oportunidad o
mejor dicho, el primer lanzamiento a puerta, fue de los visitantes. Tras una
jugada con algo de fortuna, en la que el balón llegó a Germán Marijuán en la
esquina del área grande y con más metros de los debidos, la defensa se rehízo bien
y obligó al burgalés a disparar algo escorado. Su remate raso lo sacó con la
pierna Carmona en una de sus pocas actuaciones en el día de ayer.
Poco más ofreció la primera mitad hasta
que prácticamente en la última acción del primer acto, el colegiado anulaba un
gol a la Arandina en una acción en la que no pareció que Rubiato estuviera en
fuera de juego cuando Zazu centró el balón. Tal vez el colegiado señaló un
fuera de juego del jugador que salía de la jugada cuando Zazu se
hizo con el rechace, entendiendo que hizo por ir al balón o que influyó en la
jugada. Sea como fuere, la bandera arriba privó a la grada de celebrar un golazo
del madrileño.
El paso por vestuarios fue premonitorio.
Nada de rondos. Javier Álvarez de los Mozos llamó a todos los jugadores a
vestuarios en un síntoma claro que lo que se iba a decir en ese descanso era
importante y así fue. Tras una primera acción en la que la Arandina perdió el
balón nada más sacar de centro, el equipo tomó el toro por los cuernos y se fue
a por la victoria. Expuso más, mordió más y el rival sintió el miedo en el cuerpo.
Los balones largos a Rubiato y Adeva comenzaron a buscar zona de laterales en
lugar de zona de centrales y por ahí la Arandina comenzó a ganar el partido. A pesar de ello, la grada se llevó un susto en una acción a balón parado en la que el balón llegó de forma incomprensible a Jaime en el segundo palo. Por fortuna para los locales, el central se llenó de balón.
Pero el que perdona la paga y esta vez, no le tocó pagar a la Arandina. En
un balón que Rubiato no dio por perdido llegó el primer gol. El nuevo delantero
blanquiazul recortó a su rival y con pierna derecha sacó un potente centro chut
que Del Val palmeó al larguero con apuros. Allí estaba Adeva para remachar
de cabeza en boca de gol. Tercer gol del Talaverano en 4 partidos y justo
premio al buen arranque de segunda mitad.
El Bupolsa vio cómo el guión de las
últimas jornadas se repetía pero no se descompuso. Fernando Rubio pudo ampliar
el marcador en el 68 en una jugada en la que Del Val se jugó el tipo para
mandar el balón a un saque de esquina que sólo el árbitro no vio. Amonestación
a Adeva, que se perderá el próximo partido para completar el despropósito en esa
jugada.
Más timorato estuvo el trencilla a la
hora de sacar tarjetas para cortar el juego brusco que el Bupolsa practicó en
el momento en que subió su intensidad en busca del partido. Nada
denunciable pero sí para que se hubiera mostrado alguna cartulina más. Así lo
entendió el entrenador local que también fue amonestado por las protestas.
No sufrían los ribereños pero el partido
no estaba cerrado y cualquier acción podía dar al traste con el buen trabajo
realizado. Por fortuna, en el minuto 80 un centro algo pasado y muy llovido, era
rematado con bastante mérito y en
parábola por Alfonns Serra, que disputaba sus primeros minutos con la zamarra
blanquiazul. El balón superaba a Del Val y tras pegar en el larguero, Rubiato
se adelantaba a la zaga para remachar. Bueno para la confianza del
delantero que cuajó un gran partido. También fueron buenos los minutos del
catalán tirado en banda izquierda. Detalles de calidad y una acción decisiva. Fueron
pocos minutos pero dio la sensación de que si es capaz de
adaptar su capacidad para conducir y girarse sobre sí mismo a la superficie
irregular de los campos de este grupo, podrá aportar mucho al equipo.
El tramo final fue un querer y no poder
de un Bupolsa que demostró estar capacitado para combinar frente a una Arandina
ordenada. Dos libres directos muy intencionados de Marcos Barbero pusieron el
punto y final a un partido poco vistoso pero profesional; muy profesional.
Ficha Técnica
Arandina CF (2): Carmona,
Ruba (Lobera min.74), Luque, Piña, Pablo, Fernando, Rodri (Alfons Serra
min.66), Khalifa, Rubiato, Zazu (Javichu min.62) y Adeva.
Bupolsa (0): Del Val,
Pablo Castilla, Dani Burgos, Jaime, Marcos Barbero, Turzo (Israel min.82),
David Fernández (Picón min.72), Viti Muriente, Guti, Germán Marijuán y Aritz
(Átomo min.56).
Goles: 1-0
Adeva (Min.58); 2-0 Rubiato (Min.80).
Árbirto: Cuesta
Revilla (Burgos). Amarillas a Adeva, Javichu y Javier Álvarez de los Mozos por la
Arandina y a Marcos Barbero, Viti Muriente y Jaime por el Bupolsa.
El Montecillo. 800 espectadores
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Once de la Arandina frente al Bupolsa (Foto: Twitter del club) |